El gigante tecnológico Google podría enfrentar uno de los mayores desafíos de su historia. En una serie de medidas antimonopolio anunciadas en noviembre de 2024, reguladores de la Unión Europea y Estados Unidos están exigiendo que Google venda su navegador web, Google Chrome, debido a su dominio indiscutible en el mercado de navegadores.
Actualmente, Chrome tiene más del 60% de cuota de mercado global, lo que, según los reguladores, le da a Google una ventaja desleal para recopilar datos y mantener su hegemonía en publicidad online. Esta situación se agrava por la integración del navegador con otros servicios de la compañía, como el motor de búsqueda y YouTube.
De llevarse a cabo esta venta, podría cambiar drásticamente el panorama de internet. Competidores como Firefox, Edge y Brave podrían ganar terreno, mientras que los usuarios podrían ver cambios en la funcionalidad y el diseño de Chrome bajo una nueva dirección.
El CEO de Google, Sundar Pichai, ha expresado su preocupación: «Estamos comprometidos con la innovación y la competencia justa. Sin embargo, estas medidas podrían afectar la experiencia de los usuarios». Por ahora, las negociaciones siguen en curso, pero el impacto de esta decisión podría marcar un antes y un después en la historia de internet.